El portugués se desarrolló al oeste de la Península Ibérica, a partir del latín que hablaban los soldados y los colonos romanos en el siglo III a. C. En portugués antiguo, también conocido como portugués gallego, se distanció de otras lenguas romances después de la caída del Imperio Romano de Occidente y de las invasiones bárbaras del siglo V. Para el siglo XIII, el portugués gallego se había convertido en una lengua por derecho propio, con su propia literatura, y comenzó a dividirse en dos lenguas diferentes.
El reino de León reconoció oficialmente a Portugal como entidad independiente en 1143, con lo cual pasó a ser parte de Galicia, de la cual Alfonso Henriquez fue el primer rey. En 1290, el rey Diniz creó la primera universidad portuguesa en Lisboa (el Estudo Geral) y decretó que a partir de entonces la lengua de los portugueses, llamada en aquella época tan solo “lengua vulgar” (a saber, latín vulgar) pasaría a llamarse “portugués” y se usaría para reemplazar el latín.
La expansión del portugués antiguo estuvo marcada por los importantes procesos de colonización de los portugueses en el siglo XV y el XVI. En aquella época, los mercaderes, los misioneros religiosos y los colonizadores, contribuyeron en una gran medida con el desarrollo de la lengua al tomar el control de países de África, Asia y las dos Américas. Hoy en día, la mayoría de las personas que hablan portugués vive en Brasil, una antigua colonia portuguesa.
Hay una comunidad de países que hablan portugués (cuya sigla en portugués es CPLP) que incluye ocho países que han adoptado el portugués como idioma oficial: Angola, Brasil, Cabo Verde, Timor Oriental, Guinea-Bisáu, Mozambique, Portugal y Santo Tomé y Príncipe.
El portugués también es uno de los idiomas oficiales de Macao, China.
Según cálculos de la UNESCO, el portugués es una de las lenguas europeas de más rápido crecimiento después del inglés. Además, esta lengua tiene gran potencial de crecimiento como lengua internacional en Sudáfrica y Sudamérica.